viernes, 30 de julio de 2010

En mi interior...


Casandra a media noche en la punta de una cañada de agua, una mala jugada y caía al barranco.
¿Qué demonios hacia ahí ¿ ella solo miraba la gran luna, parecía distraída, ni ella misma sabia que rayos hacia ahí, en un intento por dar la vuelta y regresar con benjamín, resbalo...
Solo alzo la mano y pudo sostenerse de una roca colgante, aunque no resistiría mucho a medida que resbalaba su mano sangraba
Casandra:
-¿Qué me estaba pasando?-
Yo..........
-¿este sería el fin?-
-no...
Benjamín:
Trataba de que Casandra estuviera lo más cómoda posible aunque por más que trataba el sueño me vencía, o eso creí hasta que ella comenzó a gritar muy asustada.
Trate de despertarla pero pataleaba mucho y solo gritaba ¡sálvame¡
Así que la tome y la abrasé lo más fuerte que pude susurrándole al oído que yo estaba ahí junto a ella y no le pasaría nada siempre y cuando despertará al fin lo logro pero con la peculiaridad de que su mano tenía una herida grave, pensé que ella misma la había provocado por su pesadilla, pero solo me abrazaba diciéndome que no la dejara y que la abrazara más fuerte, así lo hice sin preguntar, dejándome llevar por el miedo que ella sentía el cual me transmitía con su cuerpo, tembloroso, frio muy distinto a lo que sentí hace unas horas.
¿Qué era lo que había soñado?
Y peor aun
¿Qué tan grave había sido ese sueño?
No tuve el valor de preguntar o al menos en ese momento

Casandra:
El frio que tenia por el agua recorría todo mi cuerpo ya no resistía mas iba a caer pero sentí
Un calor especial recorría mi cintura, un hombre detrás de mi no era posible como lo primero que se me ocurrió fue pedirle ayuda ¡que me salvara¡ pero oí una pequeña y dulce voz diciéndome que todo estaría bien, así que en ese momento desperté, benjamín me abrazaba fuertemente en ese instante me sentí querida, tranquila, sin preocupación alguna así que correspondí y las lagrimas salieron de mi por lo que recuerdo nos quedamos dormidos juntos .

miércoles, 28 de julio de 2010

El despertar...

1era luna -
En el dulce infierno aun con la mirada perdida Casandra miraba a todos los involucrados en el acto suicida, del amor de su vida, pensando
¿Quien fue capaz de tal atrocidad?
- . ¿Qué demonios fue lo que paso con el ¿
-.Decía que me amaba ¡.-
A pesar de todas sus dudas y todos sus reclamos el castigo que Casandra recibió fue el que ellos consideraron el correcto, pero el que marcaria la vida de Casandra para un futuro incierto que ella desconocía y que no se esperaba.
Casandra:
No sentía mi cuerpo, las lágrimas caían sobre mis mejillas, no pensaba en nada que no fuera la sangre ostentosa, tan codiciada, la terrible sangre que yo despreciaba por no saber que me había pasado y tener el único recuerdo de un gran charco de ella.
-¿Dónde estoy?, ¿Que hago aquí¿.-
Al abrir mis ojos me encontraba sola en el frio bosque solo con un vestido negro ensangrentado.
-¿Por qué estaba ahí?-
-.¡Casandra¡.- ,
Escuche una suave voz a lo lejos
-.¡Casandra¡
¿Quién era?, ¿y qué hacia ahí?
al levantarme me di cuenta que mis piernas estaban totalmente inmóviles y no resistían mi propio peso, así que sin más fui cayendo lentamente ,pero ese joven me tomo entre sus brazos antes de tocar el suelo
-.¡Casandra¡.-
¿Te encuentras bien?
Pregunto atemorizado
-.Si gracias ¿no se qué me pasa?, de verdad ¡no sé por qué estoy aquí¡ ,yo... solo...
-.Tranquila.- respondió.
Lo último que recuerdo fue que sus dulces labios rozaron mis mejillas cuando la lluvia comenzó a caer y un suspiro salió dentro de mí ser,
Mi cuerpo llego a sus límites y me desmaye.
Benjamín:
Casandra seguía inconsciente recostada en medio del bosque, con su suave piel descubierta y el vestido negro ensangrentado, pero con su dulce cara angelical.
Recordé entonces como fue que Casandra había llegado al bosque y porque yo estaba ahí.
Ella era tan hermosa trate de hablarle pero no daba ningún tipo de movimiento, ella trato de levantarse pero estaba muy débil así que fue cayendo, con toda mi rapidez y mis fuerzas la tome entre mis brazos a pesar del frio en el helado bosque, ella conservaba una calidez muy especial, inigualable, aunque en su rostro se encontraban lagrimas derramadas por el dolor que ella sentía sin saber él porque.
Titubeo desconcertada solo le pedí que se tranquilizara y sin más cayo rendida sobre mí.
La lluvia caía sobre su rostro, su cuerpo se enfriaba cada vez mas lo único que hice fue llevarla a mi antigua casa de descanso, la recosté sobre mi cama,
Prendí la chimenea, su presencia emanaba cierta esencia embriagadora y muy dulce, la observe dormir, al suspirar su rostro tenía un toque de nostalgia y tristeza por aquel amor fallido que ella desconocía y que yo debía hacerle olvidar como parte de su destino.
Un destino donde habitaría el dolor y el sufrimiento para la transformación de la humanidad, llegando al último eclipse lunar...

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